Ser siervos de Dios y de los demás debe ser un honor y privilegio que nos pone a la altura de nuestro Señor Jesús, él es nuestro modelo, pero esto requiere de todo siervo preparación y destreza a fin de que su corazón muestre esa disposición por servir, recordemos que si queremos ser grandes en el reino de los cielos debemos servir.